No era eso

El pasado 17 de diciembre, se anunció en varios medios especializados, la venta del grupo empresarial Altadia por parte de Lone Star Funds, a otro fondo de inversión: Carlyle. Se confirma así la operación empresarial más importante jamás realizada en el cluster cerámico de Castelló.

Esta operación, es cierto, se enmarca dentro de lo que sería normal y legítimo en el contexto de la economía de mercado y, en particular, de la economía financiera actual. De hecho, tanto los compradores como los gestores de la empresa adquirida han manifestado su satisfacción y, más aún, las asociaciones empresariales también parecen entenderla como la confirmación de un proceso irreversible en el que ha entrado nuestro cluster cerámico.

Por un lado, la operación presenta elementos específicos, como el alto valor de la adquisición o el corto tiempo transcurrido desde la adquisición hasta la venta. Pero también está ligada a una dinámica más general que afecta al cluster en su conjunto, como es la concentración empresarial, que se ha justificado por la necesidad de reducir costes (a través de economías de escala) y también por la multilocalización de las empresas.

Sin embargo, desde nuestro punto de vista, una operación como ésta, dado el impacto que puede tener más allá de la dinámica interna de las empresas implicadas, permite y, quizás, obliga a hacer una valoración desde una perspectiva diferente. Se trata, ahora, de entender mejor el fenómeno y, sobre todo, de intentar valorar los supuestos beneficios y los potenciales riesgos, desde el punto de vista global del clúster cerámico.

 

Tendencia a la concentración empresarial 

Echando la vista atrás, en julio de 2017, Lone Star Funds adquirió el grupo de empresas Esmalglass, Itaca y Fritta (EIF), propiedad en ese momento del fondo de inversión Investcorp. Tiempo después, en diciembre de 2019, el mismo fondo de inversión completa la adquisición de la parte cerámica de la multinacional estadounidense Ferro Enamel, ubicada en Castelló. En febrero de 2021, se crea formalmente Altadia como resultado de la integración de los dos grupos adquiridos. Finalmente, tras dos meses, se produce la última fase del proceso con la venta al grupo Carlyle.

La adquisición, aunque no supone un cambio en la estructura del clúster (sólo hablamos de un cambio en la propiedad del grupo empresarial), consolida una tendencia a la concentración empresarial en el subsector de fritas y esmaltes. De hecho, este grupo empresarial representa ya cerca del 60% del volumen total de negocio del sector.

Además, si completamos el cuadro con lo que ocurre en la actividad principal del cluster, el grupo mayoritario (Grupo Pamesa) tras las últimas operaciones (como la compra del grupo Azuliber), ya supone casi el 40% de todo el sector de fabricantes de pavimentos y revestimientos cerámicos. El resultado nos acerca a una estructura de mercado oligopolístico, caracterizada por pocos operadores que pueden influir en variables significativas como el precio o la cantidad ofertada. Esta estructura de mercado, ya muy estudiada, conlleva el riesgo, entre otros, de que los resultados empresariales no sean ya un reflejo de la calidad de la gestión sino de su poder de mercado, con todas las implicaciones que ello puede tener. En cualquier caso, la industria cerámica se aleja del modelo de cluster/distrito industrial vigente en nuestro territorio desde los años 70 del siglo XX.

 

Espiral especulativa dentro del cluster

Además, lo que se evidencia específicamente con esta operación es el riesgo de una espiral especulativa dentro del cluster. Las cifras de la operación (aportadas por las diferentes informaciones de prensa (entre otras, Castellón Plaza, Cinco Días, Cotizalia, Europa Press, Eleconomista.es y Expansión), dicen que el precio final de la adquisición ha sido de unos 1.800 millones de euros, lo que supone 9,5 veces el valor del Ebitda de la compañía. Esto supone una plusvalía de más de 750 millones de euros, en un periodo medio de 3,2 años para las dos inversiones anteriores (440+605 millones de euros).

Otros elementos de la operación también apuntan a su carácter especulativo, como la forma de financiación de las inversiones. Según noticias firmadas por Víctor Romero el 20/4/2021, lo describe literalmente así: «en lugar de aportar «equity» (capital ) a su participada en España, Lone Star canalizó la inversión mediante créditos a través del sándwich Bermudas-Luxemburgo

 

El cluster cerámico en peligro de extinción

Sin embargo, este tipo de proceso produce un gap creciente entre el valor de mercado (venta) basado en las expectativas y la evolución del valor real de las empresas. Un conocido economista definió la especulación mediante una anécdota: explicó que, en la posguerra, la escasez de productos provocó la aparición del «estraperlo». Una persona compraba una lata de sardinas por 5 y la vendía por 10 y el comprador la volvía a vender por 20… y así sucesivamente. Así se alimentaba una espiral especulativa en la que todos ganábamos. Pero, un último comprador abrió la lata y las sardinas estaban en mal estado, podridas. Al reclamarle al vendedor, aquel le dijo: estúpido!!, no has comprendido nada, estas latas de sardinas no son para comer sino para volver a vender.

En definitiva, si la tendencia hacia la concentración y los procesos especulativos continúan, el clúster tal como lo hemos conocido está en peligro de extinción. ¿Qué hacer? En nuestra opinión, tal vez sea hora de pensar en la diversificación productiva si queremos tener unas expectativas ciertas de futuro para nuestro territorio. Por ejemplo, como consecuencia de los retos -no solo, pero sobre todo- medioambientales al clúster cerámico, hay encima de la mesa un buen puñado de proyectos tecnológicos, (energías alternativas, eficiencia energética, tecnologías verdes, impresión digital…) donde participan empresas locales, externas e instituciones, que además pueden aprovechar los programas públicos, como ahora los fondos europeos Next Generation. Estos nuevos proyectos, junto con los ya existentes, pueden ser el inicio de un clúster tecnológico en la periferia del actual clúster cerámico, interconectado con él pero con capacidad de transcenderlo y poder penetrar en otras industrias y mercados, y de este modo poder librarse de una excesiva dependencia.

Opinión publicada en el periódico Castellón Plaza.